
El pasado jueves 3 de abril celebramos el taller online “La experiencia internacional como motor de cambio”, dentro de la octava edición del programa Volvemos a Córdoba.
Durante el encuentro, estuvimos reflexionando sobre cómo una experiencia migratoria puede transformar a una persona y cómo todo lo aprendido fuera puede convertirse en un recurso muy valioso al regresar. No solo para quien ha vivido fuera, sino también para las empresas y para el desarrollo de la región a la que se vuelve.
Según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), a 1 de enero de 2025 había 3.045.966 millones de españoles viviendo fuera, y entre ellos, 23.113 eran cordobeses y cordobesas. Esto nos lleva a pensar en todo lo que pueden aportar estas personas si deciden volver.
Durante la primera parte del taller tuvo especial relevancia el hecho de que muchas veces, quienes han migrado no son del todo conscientes de las habilidades que han desarrollado en ese proceso. Hablamos de habilidades comunicativas, cognitivas y personales, entre las que destacan la escucha activa, la capacidad para resolver problemas, la autonomía, la flexibilidad mental o la resiliencia, que surgen al enfrentarse a nuevos entornos, idiomas y situaciones que suponen un reto.
En la segunda parte del taller nos enfocamos en comentar cómo a su retorno, estas habilidades son valoradas por las empresas, especialmente aquellas que trabajan en contextos internacionales. Aquí entra en juego el concepto de inteligencia cultural, que se trata de la capacidad para comunicarse, interactuar y adaptarse a personas de diferentes culturas, gestionando las diferencias de manera respetuosa, lo cual facilita la interacción entre las personas del equipo y hace que los conflictos se puedan gestionar mejor.
En el encuentro destacamos como las personas que han vivido en el extranjero suelen tener un alto nivel de esta inteligencia cultural. Suelen practicar la escucha activa, estar abiertas a distintos puntos de vista y aportar nuevos enfoques para resolver problemas. Además, muchas veces ya cuentan con redes y contactos en otros países, lo que facilita posibles colaboraciones, acuerdos o proyectos con el exterior.
La última parte del taller se enfocó en reflexionar acerca de cómo las personas que han estado viviendo en el extranjero pueden convertirse en un motor de cambio para la región a su retorno. La sociedad cambia cuando las personas que la componen cambian. Volver con una mirada más global, con ganas de mantener algunas costumbres o formas de hacer las cosas que se hacían en aquel país donde se ha vivido, e incluso volver con familia extranjera, aporta riqueza a la sociedad en muchos sentidos.
Durante el taller propusimos algunas preguntas y dinámicas para que quienes participaron pudieran reflexionar a partir de su propia experiencia y conectar con lo trabajado en el encuentro, pensando en su futuro profesional en Córdoba, pero también para tomar conciencia de todo lo que su experiencia personal en el extranjero puede aportar a la región.