María es cordobesa. Ha estudiado Traducción e Interpretación en la Universidad de Córdoba con inglés e italiano como idioma de especialidad. Actualmente vive en Le Marche, región situada al sur de Bolonia en Italia, y trabaja para una empresa internacional como traductora-intérprete y comercial. Ella es una de los muchos emigrantes que tuvieron que dejar España por la falta de oportunidades y empleos de calidad. Hemos hablado con ella sobre su experiencia migratoria, qué es lo que más echa de menos de Córdoba y si le gustaría volver y en qué circunstancias.
Me fui de Córdoba porque las condiciones laborales no eran las mejores. Cuando terminé la carrera los trabajos que me ofrecían no estaban a la altura. Recuerdo por ejemplo una oferta para trabajar como profesora de inglés en una academia por 600 euros durante ocho horas. Yo he trabajado mucho el aprendizaje de idiomas, estuve por ejemplo viviendo en Londres para mejorar mi inglés, y consideraba que mi esfuerzo no valía 600 euros. En ese momento vivía con mi pareja, italiano, que tampoco consiguió ninguna oportunidad laboral interesante. Así decidimos mudarnos a Italia, donde su familia tiene una empresa en la que él pudo empezar a trabajar, y donde yo conseguí un trabajo después en la empresa en la que estoy ahora.
María terminó sus estudios en 2013. En ese momento vivía en Córdoba con Daniele, su marido. Él estaba trabajando, pero su empleo no estaba relacionado con su formación. Fue entonces cuando valoraron la opción de trasladarse a otras ciudades como Barcelona o Madrid, pero ante la falta de un proyecto laboral interesante, decidieron mudarse a Italia, donde vive la familia de Daniele.
Pese a haber construido una nueva vida junto a su marido en Italia, María siempre mira a Córdoba con cariño, esperando una oportunidad que les permita volver.
Cuando piensa en Córdoba, María se toma unos segundos para comenzar a hablar. Destaca que, en general, los españoles pensamos que la cultura italiana es prácticamente idéntica a la española, pero señala que hay pequeños detalles que para ella son muy llamativos y que condicionan su día a día. La familia, el carácter de la gente, la cultura, la gastronomía o el clima son las cosas que más echa de menos de su vida en Córdoba:
Echo muchísimo de menos a mis padres. A mi abuela sobre todo porque me ha criado, y el no verla y el saber que está mayor me hace pensar muchas cosas (...) No descarto que en unos años podamos volver.
A la pregunta de si se plantea su vuelta a Córdoba a corto, medio o largo plazo, María lo tiene claro. No le gustaría vivir toda su vida en Italia, y aunque es consciente de que ahora mismo su sitio está allí, tiene la esperanza de que la situación en España mejore para que ella y su marido tengan las oportunidades necesarias para retornar a largo plazo:
María sigue llamando a Córdoba su casa, pese a que como dice ella, su casa ahora está en Italia. Cada vez que va a Córdoba, siente que se repite el mismo proceso: los nervios antes del viaje fruto de la emoción; la disposición de su familia, que quiere pasar tiempo con ella; el comer sus platos favoritos. Pero al pasar los días, siente que hay un vacío entre la Córdoba que dejó tres años atrás y la que visita ahora:
Termina la entrevista recordando su proceso de integración en Italia:
Cuando emigras, todos los días hay un reto que superar. Las barreras lingüísticas, las relaciones sociales y la rutina italiana han hecho que el proceso haya sido duro, pero cada día me enfrento a ello y poco a poco se supera.
María es una de las muchas caras de la emigración. Su experiencia en el extranjero ha hecho que valore aún más sus orígenes. Córdoba es para ella su hogar. También es un ejemplo de las habilidades que se adquieren viviendo en otro país: conocer otras culturas, aprender nuevos idiomas, adaptarse a otros estilos de vida, aprender diferentes metodologías de trabajo, etc. Todas estas habilidades son una oportunidad para enriquecer a la sociedad cordobesa y mejorar la productividad de las empresas en Córdoba y, en definitiva, en el conjunto de España.